Al César lo que es del César: Puerto Colombia está en una buena hora. Sí, puedo sonar optimista pero es una sensación que tengo cada vez que regreso a mi querido municipio. Y no es para menos, si en medio de tantos azares que tiene la vida, en Puerto parece que se vive un renacer, que la brisa, las olas del mar y los bellos atardeceres lo hacen a uno mirar con decisión hacia el futuro y apostar por este paraíso caribeño.
Cómo no sentirse embriagado por los buenos presagios si el viernes fuí testigo del que será, sin lugar a dudas, el epicentro del turismo y del intercambio cultural del municipio en los años venideros. Hablo del Centro Gastronómico Internacional, el Muelle 1888, un lugar mágico en el que porteños y turísticas por igual podrán disfrutar de lo mejor de la comida típica de nuestra región Caribe, pero también de todos los sabores que las decenas de culturas que han inmigrado a esta zona nos han regalado. Un mestizaje cultural, gastronómico e idiomático que configuran la diversidad y riqueza del Atlántico, pero sobre todo de Puerto Colombia, la verdadera Puerta de Oro de Colombia.
La fecha que le da el nombre al nuevo centro gastronómico1888, es muy importante para los porteños y me parece loable que se inmortalice en este lugar. No es para menos, fue en ese año que se construyó el Muelle de Puerto Colombia, el que años después, en 1920 se transformaría en el principal puerto del país y uno de los más importantes en todo el mundo.
En ese tiempo ya lejano, Puerto Colombia vivió su primer auge, impulsado por la actividad comercial del sistema portuario multimodal que se consolidó entre el municipio y la capital del Atlántico, el cual consistía en el Muelle, su respectivo puerto marítimo, un ferrocarril que lo conectaba con la aduana en Barranquilla y un puerto fluvial que permitía el tránsito de las mercancías hacia otras partes del país a través del Río Magdalena.
Todo este complejo sistema hizo de Puerto Colombia la puerta de entrada al país no solo del comercio sino de cerca del 90 por ciento de los inmigrantes europeos, asiáticos y americanos cuyas culturas enriquecieron la nuestra y ahora son exaltadas en el Centro Gastronómico Internacional.
En una Colombia que le apunta al turismo como uno de los pilares más importantes de su economía, lugares como Puerto Colombia deberían tener un papel cada vez más preponderante. Es por esto que insistimos en nuestro proyecto de declarar a Puerto Colombia un Distrito Especial Turístico, Cultural, Histórico y Tecnológico. Este reconocimiento no solo será el primer paso para saldar una deuda histórica, que data del tiempo en que fue cerrado el viejo muelle, sino que es un impulso muy necesario para consolidar el camino de progreso que Puerto viene transitando desde hace casi 20 años. Por allá en 2007, gracias al buen desempeño fiscal, se logró salir por fin de la categoría de “vulnerable” y pasar a ser considerado un municipio “sostenible” por parte del DNP, y unos años después, en 2010, este organismo elevó su categoría a “solvente”, donde se mantiene hasta la fecha.
Ese es el legado de los gobiernos de esa época, que se concentraron en poner la casa en orden, cuidar los recursos públicos, y encaminar al municipio en una senda que se sigue consolidando con el pasar del tiempo.
Hoy Puerto Colombia es el epicentro del gran saber del departamento, pues alberga a las principales universidades del Atlántico y la Costa Caribe; también lo es de la salud, pues cuenta con las clínicas y hospitales más modernos de la región; y de la tecnología, porque por allí entran y salen las fibras ópticas que conectan a Colombia con el mundo, manteniendo su condición de “Puerta de Oro” del país, en este caso de su era digital, un legado heredado de la época del viejo muelle que se mantiene vivo en el presente.
Tanto crecimiento ha traído consigo un boom del urbanismo, haciendo que el municipio crezca de forma ordenada y cada vez atraiga a más personas de todas partes del país y del mundo que buscan en Puerto un nuevo hogar. Es más, en el reciente estudio de la Red de Ciudades Cómo Vamos impulsado por el grupo Corona, Puerto Colombia clasificó como quinta entre los mejores lugares para vivir en Colombia.
Este estudio se basa en la percepción de la ciudadanía que reside en los municipios y tiene en cuenta factores como la economía, salud, educación, vivienda, espacio público, seguridad, participación ciudadana y gestión pública de estos lugares, aspectos en los que Puerto Colombia no solo sale bien librada sino que destaca por encima de grandes ciudades como Bogotá, Medellín y Cali.
Es justo y necesario que el renacer de Puerto Colombia sea coronado con el premio que espera desde hace ya mucho tiempo, su nombramiento oficial como Distrito Especial Turístico, Cultural, Histórico y Tecnológico. Detrás de este propósito he estado desde mi llegada al Congreso de la República, pero antes de mí otros líderes como la exalcaldesa Martha Villalba han enarbolado estas banderas.
Confieso que no ha sido un camino fácil, se requiere una aprobación de un Acto Legislativo que modifique la Constitución de 1991 y por lo tanto son dos vueltas, es decir, ocho debates, los que debe surtir el proyecto en el Congreso para llegar a feliz término. Vamos por nuestro tercer intento de recorrer nuevamente este largo camino, pero tenemos la fe intacta y prometemos no desfallecer. Eso sí, necesitamos un masivo apoyo de la ciudadanía porteña, de toda la bancada de senadores y representantes del Caribe, y de los líderes cívicos y políticos de nuestro departamento para lograr el cometido.
Queremos darle este regalo a Puerto Colombia, un merecido reconocimiento para que siga en su buena hora, para que consolide con broche de oro su definitivo renacer.
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